La duda se estrecha por el camino angosto,
que conduce a la base de todo razonamiento.
La mentira crece desde su impunidad,
desvistiendo la lógica de una razón,
que arrodillada en oración, implora a la verdad,
que sea mostrada.
El fanatismo de la egolatría, mantiene el mito
de la adoración a los ídolos que creamos
en nuestro entorno, para escondernos,
ante el mundo, siendo presa de nuestros
temores.
Nosotros somos la inconsciencia del abismo
y la poesía sufre una pérdida de materia gris,
al enredarse con las escasas neuronas,
que sobreviven en los marchitos cerebros.
Nada sobrevive al caos lingüístico, que adopta
vocablos de otros idiomas, como hijos propios.
Bastardos en esa coagulación de la mente,
que se afloja y permite al iconoclasta
la destrucción de sus fundamentos.
Razón por la cual, se pierde la textura,
que a la razón añade la firmeza necesaria,
para sobrevivir al absurdo.
Se me ha puesto un sobrenombre nacido
de una injusticia irracional y sólo diré
que no hay mayor locura, que el sueño
de la razón.
Sinceramente, no estoy por la labor de admitir
la pérdida de todos los ángulos que facilitan
la perspectiva de la razón, aunque esto
suponga un cambio de identidad,
con etiquetas prefabricadas, en otros tejidos
deteriorados de las mentes enfermizas,
Sólo se crea una realidad, cuando salimos
desde la inconsciencia y podemos asegurar
que el error es una fantasía creada por la duda,
cuando queda adherida al proceso evolutivo
de nuestras firmes convicciones, desarrolladas
por la luz de nuestras experiencias.
Escrito en Abril 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
